Las perlas de las necesidades
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"Cuando damos con alegría y aceptamos con gratitud, todos somos bendecidos".
Maya Angelou
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Todo en la vida se basa en dualidades. No hay luz sin oscuridad, no hay color sin el negro, no hay día sin noche, no se da sin recibir… Dar y recibir es una parte muy importante de nuestras vidas. Todo es un intercambio constante de elementos, objetos, gestos y muchas más formas de energía. Y como ocurre con cualquier cosa en la realidad, un buen equilibrio es clave. Ven conmigo a un pequeño viaje al mundo de dar y recibir. Es un tema bastante complejo y requerirá algo de tiempo para pensarlo y observarte a ti mismo. No hay prisa.
Imagina que tienes una enorme estantería en tu espacio mental con cientos de frascos de vidrio que contienen diminutas perlas. Las perlas de cada frasco tienen un color específico que representa una determinada necesidad humana. Si el frasco está lleno, significa que uno puede darse el lujo de regalar algunas de sus perlas sin la necesidad inmediata de volver a llenarlo. Digamos que tres cuartas partes de su capacidad es el nivel óptimo para poder llevar una vida relajada y saludable. Si el frasco está medio lleno, todavía está bien, pero hay que tener en mente que se necesita volver a llenarlo. Todo lo que esté por debajo del 50% debería ser un estado no permanente. Sin embargo, la vida no es perfecta y, por lo tanto, todos tenemos algún frasco u otro que no está lo suficientemente lleno y que no podemos llenar sin ayuda ajena. Te doy unos ejemplos: necesitamos abrazos y cariño y no tenemos pareja, sestamos escasos de recursos económicos, pero nos cuesta encontrar un trabajo bien remunerado que además sea bueno para nosotros, no hacemos deporte porque estamos ocupados con el trabajo, los niños, la familia o más ...
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Algunos frascos solo podemos llenarlos nosotros mismos (autoestima, autoconfianza, estado físico, etc.). Otros, solo pueden ser llenados por otros (por ejemplo, un toque físico o alguien que nos escuche) y algunos siempre están llenos porque su contenido simplemente ES y no puede ser ni tomado ni dado. El amor sería un ejemplo. Lo que otros hacen por ti o lo que te dan es una expresión de SU amor, pero no pueden "darte" amor. El amor simplemente ES y no cambia de cantidad. Es como si el frasco de perlas del amor estuviera allí para mostrárselo a los demás cuando les damos perlas de otros frascos. Por ejemplo, te estoy dando perlas de atención y al mismo tiempo te muestro mis perlas de amor. Si puedes ver ambos tipos de perlas o solo las perlas de atención que ahora están en tus manos, depende completamente de ti. Cuando veas las perlas de amor, te recordarán a las tuyas de tu propio frasco de perlas de amor y sentirás el amor que ya llevas dentro.
Volviendo a los frascos… Los frascos más importantes deben mantenerse a un buen nivel. Depende absolutamente de ti decidir cuáles son. Para mí es increíblemente importante tener tiempo en la naturaleza, tiempo de calidad con mis seres queridos, grandes abrazos sentidos, seguridad financiera y tiempo para descansar mis sentidos.
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Como mencioné antes, el llenado de algunos de esos frascos requiere la interacción con otros seres humanos (o animales). Y las interacciones pueden ser complejas, así que echemos un vistazo a las diferentes posibilidades de dar y recibir. Consulta contigo mismo mientras lees lo siguiente: ¿Cómo te sientes acerca de lo que estoy diciendo?
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Hay diferentes tipos de donantes:
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1) El dar puro se basa en ver todo lo que se da como regalo u oferta. El donante se desprende del resultado o las consecuencias del acto de dar y no espera nada a cambio. El receptor de estos regalos es completamente libre de hacer con ellos lo que le apetezca. Puede quedárselos, rechazarlos, dárselos a otra persona. Al donante le da lo mismo, ya que su alegría proviene del acto de dar u ofrecer. Es un estado mental noble y difícil de lograr, pero increíblemente gratificante.
2) El segundo tipo de donante es una persona que espera obtener algo a cambio. Y esto puede ser una esperanza inconsciente de la que tal vez ni siquiera sea consciente o una esperanza secreta que nunca se atrevería a expresar. En su mundo, dar y recibir está vinculado y cuanto más da, más espera recibir a cambio. Sin embargo, no lo dirá (directamente) y por tanto sufrirá en silencio.
3) El tercer tipo de donantes son aquellos que esperan algo a cambio activamente y te avisarán si no cumples esa expectativa. Crea una relación bastante malsana. Hay varios escenarios posibles y explicaré dos usando la imagen de las perlas:
El frasco de perlas de color naranja del receptor está casi vacío y el donante le ofrece algunas de las suyas. A cambio espera recibir perlas del mismo color. Da más de lo que puede permitirse y ahora le faltan. O quizás nunca tuvo suficientes perlas para poder dar. Pero el receptor ahora tiene una cantidad cómoda y no quiere devolver nada o tiene lo justo para estar bien y no puede permitirse perderlas de nuevo. Si igualmente decide devolver algunas, podría terminar en un constante vaivén sin ningún beneficio real para ninguno de los dos.
Un segundo escenario posible sería que el donante espere algo diferente a cambio. Nuevamente, depende del receptor si se pueden cumplir estas expectativas.
Puedes ver cómo tener expectativas puede hacernos la vida bastante difícil.
4) El cuarto tipo de donantes serían aquellos que cuando deciden dar, no aceptan un NO. Me gusta llamarlos los "empujadores". Insistirán hasta que el receptor ceda y acepte lo que el empujador le esté ofreciendo. Ahora imagina que el frasco azul del receptor ya está más de ¾ lleno. Está muy contento con esta cantidad de perlas azules y realmente no necesita más. El empujador, sin embargo, está tan concentrado en dar, que no considera la cantidad de espacio que queda en el frasco de perlas azules del receptor. Empuja otro medio frasco de perlas a en las manos del receptor, feliz de estar haciendo algo bueno por el hecho de dar. Algunas de esas perlas aún pueden caber en el frasco del receptor, pero ¿qué hará con el resto?
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Encontrará una manera de almacenarlas en otro lugar, dárselas a alguien que los necesite más que él o simplemente tirarlas. A veces, y con las mejores intenciones, empujamos perlas de un color a otros pensando que es eso lo que se necesita para solucionar un problema, porque en nuestro mundo funciona así, pero para la otra persona sería mucho mejor recibir perlas de otro color. Imagina que tu amiga ha tenido una experiencia intensa y está luchando con mucho caos en su cabeza. Como buen amigo, estás ahí para darle toda tu atención y tiempo, porque en tu realidad, eso es lo que se necesita para mejorar tal situación. Y haces preguntas y tratas de hacer que ella saque para fuera sus pensamientos caóticos. Seguramente se sentirá mejor después. Sin embargo, lo que realmente necesita en ese momento es espacio para respirar, estar en silencio y dejar que sus pensamientos se calmen por sí mismos. Los empujadores no consideran las realidades de los demás y, por lo general, no es porque tengan intención de hacerles daño sino que simplemente no han aprendido a cuestionar sus propias realidades.
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También hay varios tipos de receptores. En general, un receptor es cualquier persona que toma algo que se le ha ofrecido. Si alguien elige no aceptar un regalo, no se convierte en receptor. Cualquiera tiene derecho a tomar esta decisión por sí mismo. Hablaré de poner límites un poco más adelante. Es un tema interesante en este contexto.
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1) El primer tipo de receptores son aquellos que aceptan todo lo que se les da con gracia y gratitud. Están realmente agradecidos por el esfuerzo realizado por el donante y se lo harán saber. Aprecian lo que se les ha dado y le darán un buen uso: la energía de un hermoso abrazo cálido que se convierte en sonrisa para algún desconocido en la calle, la comida que nutre el cuerpo que nos permite estar activos, el dinero que puede comprar una máquina de coser con la que se puede arreglar o hacer ropa y regalos, un oído atento que permite desahogarse y ordenar el caos en la cabeza, tiempo de calidad que permite experimentar la belleza de las relaciones humanas y mucho más.
2) El segundo tipo de receptores son aquellos que tienen dificultades para recibir sin dar nada a cambio. Por lo general, se sienten mucho más cómodos en el papel de donante que de receptor. Cuando reciben algo, automáticamente comienzan a pensar en lo que podrían hacer por el donante y se estresan si no se les ocurre nada. Tal vez todos sus frascos estén demasiado vacíos para regalar algo o tal vez los frascos del donante estén todos llenos y simplemente no necesiten nada ... Lo más probable es que el receptor sienta que no se merece lo que se le ofrece. Es una gran lección para aprender en la vida y estoy hablando de mi propia experiencia más profunda aquí. Me cuesta pedir ayuda o aceptar cualquier cosa que me den cuando siento que no tengo nada que ofrecer a cambio en ese mismo momento, pero cuando alguien necesita algo, soy la primera en ofrecer cualquier cosa que pueda dar.
3) Al tercer tipo de receptores me gusta llamarlos los "demandantes". Los demandantes son aquellos que piden lo que necesitan y esperan que se les entregue. Si no, se enojan y te hacen sentir culpable si no puedes ofrecerles lo que necesitan. Es importante señalar que estoy diferenciando "demandas" de "solicitudes". En una solicitud, pido lo que necesito, pero no me lo tomaré mal si mi necesidad no se puede satisfacer. Un demandante no lo aceptará.
4) Y luego están los "tomadores". Toman lo que necesitan sin pedir permiso. Van directos a tu estantería de las perlas, eligen las que necesitan y se sirven, ¡si los dejas! En la vida real esto puede tener muchas formas: ocupan tu espacio mental al descargar su basura emocional o dando sus opiniones no solicitadas, sin preguntarse si lo podrás gestionar, llaman tu atención en momentos en que te tienes que enfocar en otras cosas, permanecen a tu lado o buscan el contacto físico sin fijarse en si a ti también te apetece, etc.
A lo largo de nuestras vidas mantenemos muchas relaciones diferentes, algunas de ellas elegidas, otras forzadas por circunstancias, como por ejemplo el trabajo. Dependiendo de con quién estemos, podemos estar en cualquier rol mencionado anteriormente. Nuestro rasgo de carácter principal y nuestra educación nos darán un papel principal, pero estoy seguro de que todos somos cualquier tipo de donante o cualquier tipo de receptor en algún momento de la vida. Incluso los que probablemente nos gustaría negar.
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Reacción en cadena en dar y recibir
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Una persona sabia me dijo una vez que no siempre recibimos de a quien damos. A veces seguro, pero no siempre. Muchas veces es más una reacción en cadena y tiene su lógica. Imagina que quieres hacer un pastel y has olvidado comprar huevos. Es domingo y no puedes ir al supermercado. Podrías pedirle huevos a tu vecino y si tienes suerte te podrá dar algunos. Ahora imagina que el vecino ha olvidado por completo que necesita los huevos porque quería hacer una tortilla para la cena. Sería bastante inútil tocar el timbre de tu puerta y pedirte los huevos que acabas de poner en la masa del pastel. Entonces el vecino llama a un amigo que vive cerca y así consigue los huevos para la tortilla. Aquí, un dar y recibir directo y de la misma cosa no es posible.
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Sin embargo, el vecino amigo podría necesitar algo diferente. Te lo podría pedir y así provocar una pequeña reacción en cadena: "Puedo darte huevos, pero ¿tendrías algunas almendras para mí?" Sin embargo, también es posible que el vecino prefiera pedirle las almendras a un amigo, quien a su vez se las pide algo a otra persona ... etc. Podríamos seguir y seguir pensando.
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El verdadero Maestro hace y luego se olvida ... Cuando consideramos lo que damos como un regalo y no pensamos en lo que sucede con lo dado después, atraemos mágicamente a otros maestros a nuestras vidas y, de repente, recibimos lo que nos hace falta, aunque a veces de “donantes sorpresa”. Llámalo karma, llámalo ley de atracción ...
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Un pequeño viaje al mundo de establecer límites en este contexto
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Si tengo límites fuertes, estaré acostumbrado a decir que NO, siempre que no pueda dar de lo que se me pida. Considero que es una respuesta natural y válida. No hace falta tomárselo como algo personal, sino más bien una elección que yo o cualquiera podemos hacer. Sin embargo, esperaré automáticamente que otros hagan lo mismo, porque así es como funciona mi mundo. Si alguien no puede hacer o dar lo que le pido, dirá que NO y no pasará nada. ¿Pero qué pasa si me encuentro a alguien con límites débiles? Es posible que me aproveche de esa persona sin que sea mi intención y sin darme cuenta. Al final, si el otro no quiere hacer o dar lo que le pido, o no puede permitírselo, me lo hará saber, ¿no?
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Sin embargo…
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... si tengo límites débiles, estaré del otro lado de la situación. Probablemente siempre diré que SÍ a todo lo que me pidas, porque eso es lo que he aprendido a hacer. Si tengo algo, lo regalaré, incluso si es malo para mí. Los demás siempre van primero. Sería muy egoísta, incorrecto y borde decir que NO, especialmente si alguien lo necesita y yo puedo ayudar. Pero, ¿qué sucede si le pido algo a alguien que tiene límites fuertes? ¿Cómo reaccionaré si dice que NO? O me sentiré rechazada o insistiré e intentaré convencerlo. Incluso podría pensar y decir cosas como: "Yo haría lo mismo por ti". O "He hecho lo mismo por ti en el pasado", o algo parecido. Como tengo límites débiles y mi mundo funciona así, espero que todos los demás sean iguales.
Si puedo ver ambas caras de la moneda, seré más sabia. Seré capaz de establecer límites fuertes y saludables para mí y, al mismo tiempo, asegurarme de que no se aprovechen de los que no tienen ninguno. Puedo rechazar amablemente sus regalos mostrándoles cuánto necesitan ellos mismos lo que están a punto de regalar. Y puedo decir que NO a cualquiera de sus solicitudes y explicarles amablemente que no puedo darles lo que necesitan.
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He sido una gran donante toda mi vida. Es algo que me resulta natural como persona muy sensible e intuitiva. Siempre parezco saber exactamente lo que se necesita en cualquier situación, incluso sin que nadie lo exprese abiertamente, y he observado el mismo rasgo en otros. Además de eso, me enseñaron a ser donante sin límites en la infancia y a cuidar siempre de los demás primero y luego de mí misma. Fíjate en que uno es un rasgo de carácter natural y puede ser bastante agradable y saludable si se cultiva la conciencia adecuada, y el otro es un hábito y una creencia aprendida, que me causaron grandes problemas a lo largo de mi vida, especialmente durante mis primeros pasos en la edad adulta y vida laboral, y todavía estoy trabajando en ello.
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¿Estás listo para una buena autoobservación? Tómate un tiempo para repasar las siguientes preguntas y tenlas en mente mientras vives tu día a día. Las respuestas pueden variar según la situación y la relación en que esté en cada momento.
Como donante:
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¿Cuáles son sus motivos para dar? ¿Eres capaz de dar sin esperar nada a cambio?
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¿Estás dando sólo lo que te puedes permitir?
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¿Te acuerdas de situaciones en las que has dado más de lo que deberías o deseabas? ¿Cuál fue el motivo?
Como receptor:
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¿Cómo te sientes a la hora de recibir?
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¿Estás en paz o emocionado?
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¿Lo estás dando por sentado?
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¿Te sientes presionado a dar algo de vuelta (inmediatamente)?
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¿Cómo manejas una situación en la que te dan más de lo que puedes manejar?
Límites:
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¿Cuán fácil es para ti ponerte en primer lugar a ti mismo y decir que NO cuando sea necesario?
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¿Conoces a alguien que esté luchando por decir que NO?
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Te deseo…
… que dar y recibir sea una actividad bonita en tu vida.
… que siempre recibas lo que necesites y que todos tus frascos estén llenos de perlas de hermosos colores.
… que experimentes hermosas sorpresas cuando llegue un regalo cuando y de donde menos te lo esperas.