La Lavadora Emocional
(8 min de lectura)
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O cómo es vivir con trauma y experimentar flashbacks emocionales
“El trauma no se recuerda, se revive… tendemos a pensar en el trauma como una enfermedad del pasado, pero el trauma no es una enfermedad del pasado. El trauma es la enfermedad de no estar completamente vivo en el momento presente”.
Bessel Van der Kolk
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Imagina una lavadora. Una lavadora muy especial. Se parece a la que tienes en casa para lavar la ropa. La mecánica es la misma y, sin embargo, algo es diferente. Sus programas no son lo que esperarías. En lugar de considerar el tipo de telas que se van a lavar, se basan en las experiencias emocionales individuales del pasado de su propietario. Por lo tanto, tu lavadora se verá exactamente como la mía, pero funciona de manera diferente y tu experiencia con ella será única.
El otro día, un querido amigo mío me dijo algo que, instantáneamente, me conectó con uno de mis traumas de la infancia. Sin esta conexión con el pasado, probablemente habría pasado de sus palabras o no las habría tomado tan a pecho como lo hice. Lo importante realmente no era que él dijera lo que dijo, sino de que sus palabras combinadas con la situación en la que me encontraba activaron una carga emocional que llevaba dentro. Y así, este pequeño comentario me lanzó a mi propia Lavadora Emocional de revivir traumas, cerró las puertas a mis espaldas, eligió el programa adecuado para ese día y presionó el botón de inicio. Pasó tan rápido que me veía incapaz de reaccionar de manera diferente y evitarlo. Mi cuerpo y mi cerebro estaban siendo secuestrados por mecanismos de protección contra exactamente este tipo de situaciones los que adquirí cuando era una niña pequeña.
Así que allí estaba yo, al principio sorprendida y tratando de averiguar qué demonio se estaba pasando, y de alguna manera incapaz de actuar. Luego, cuando el programa se puso en marcha comenzó el verdadero viaje de flashback. En lugar de solo referirme a esa situación mía, me gustaría darte una idea más general de la estructura de un programa de flashback de las Lavadoras Emocionales:
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1er ciclo: entrada de agua
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Después de un primer momento de sorpresa y conmoción, las emociones comienzan a brotar dentro de mí. La incredulidad se mezcla con todo tipo de emociones como la rabia, la tristeza, el dolor, el miedo y cualquier otra que esté relacionada con una situación específica conectada con traumas. Allí mismo, en el ciclo 1, todavía estoy tratando de procesarlo todo racionalmente o detener cualquier pensamiento o sensación que surja diciéndome a mí misma que la situación no merece una reacción tan fuerte, que seguro que estoy exagerando. Otra reacción típica es tratar de ignorarlo o disuadirme de convertirlo en un gran problema. Sin embargo, cuanto más agua entra en el tambor más borrosa se vuelve mi visión interior y empiezo a cuestionar mi propia realidad. ¿Realmente sucedió? ¿Me estoy imaginando cosas? Por lo general, paso mucho tiempo sacudiendo la cabeza en ese ciclo, tratando de dar sentido a lo que estoy sintiendo.
2º ciclo: dar vueltas y remojarse
En este ciclo, generalmente me encuentro perdiendo el último control que tenía sobre la lógica y la racionalidad, y las emociones toman el control. Mis pensamientos dan vueltas y vueltas en la cabeza mientras que mi cuerpo hace lo mismo dentro del tambor de lavado. Me duele todo por la tensión que estoy creando intentando protegerme y preparándome para la lucha interna que ocurrirá a continuación. Por lo general, no soy capaz de definir realmente lo que siento hasta que se activen los ciclos de lavado. Cada ciclo de lavado está dedicado a una emoción específica y se enfoca en sentirla plenamente para liberarla. Si uso el ejemplo de la situación que describí anteriormente, los ciclos eran los siguientes:
3er ciclo: ciclos de lavado
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enfado/rabia
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frustración
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tristeza/dolor
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ansiedad/pánico
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A veces, estos subciclos se ejecutan uno tras otro y se pueden distinguir claramente, otras veces se superponen o incluso se repiten en lo que puede parecer un orden aleatorio hasta que cada emoción se ha sentido en su totalidad y se ha liberado por completo. Puedes imaginarlo como un debate interno entre los diferentes mecanismos de protección, cada uno queriendo ser escuchado, respetado y comprendido. Hay otro ciclo de lavado que no he añadido a la lista anterior porque es un poco diferente a los demás. A su manera, en realidad nos da un descanso de ser lavados de pies a cabeza y sentir todo tan intensamente. El tambor de lavado deja de girar un rato, hasta que hemos recuperado las fuerzas suficientes para continuar el camino. Sin movimiento, sin sonido, en absoluta quietud y oscuridad y el peso del agua que nos empapa como una manta terapéutica que nos presiona suavemente contra el suelo. Ese descanso profundo se llama depresión. (Nota importante: la depresión puede tener muchas causas, por lo que me centraré solo en cómo en este contexto específico de flashbacks emocionales considero la depresión como algo positivo y útil).
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Cuanto duran estas dinámicas depende mucho de las herramientas que tengo a mano, cuánto apoyo externo tengo en forma de terapia o amigos y familiares informados en trauma o que al menos tiene curiosidad para saber más sobre el trauma, y luego de mi capacidad de observarme a mí misma “desde fuera” y apoyarme con compasión, lo cual ha cambiado notablemente durante la última década. A esta lista puedes añadir libremente cualquier herramienta o circunstancia que forme parte de tu propio sistema de apoyo.
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4to ciclo: el ciclo de aclarado
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Una vez que el 3er ciclo ha tenido tiempo suficiente para llegar a un punto en el que las aguas saliendo de la lavadora son lo suficientemente claras como para comenzar a darme un buen enjuague, entrará el agua fresca sin detergente. Esta agua representa comprensiones, el dar sentido a las emociones, y recuerdos que habían sido suprimidos y que ahora me ayudan a comprender mis respuestas automáticas y la raíz de las voces interiores. También representa la validación externa y, en caso de que esto sea cierto, el darme cuenta de que en realidad mi cuerpo, mente y sistema nervioso "sólo” están recordando lo que sucedió en el pasado, algo que era demasiado para manejar y que me dejó traumatizada, pero que en el momento presente ya no está sucediendo tal cual. Digo “en caso de que esto sea cierto”, porque también podría ser que en el momento presente esté en una situación que de hecho es igual al evento traumático del pasado y necesita ser tratada exactamente como tal: otro evento traumático.
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5o ciclo: el ciclo de centrifugado
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Llegar a una comprensión más profunda y sacar conclusiones puede vivirse como un gran avance y algo doloroso al mismo tiempo. Puede poner mi mundo o mi realidad patas arriba. Empiezo a hacer preguntas que nunca antes habían surgido. Siento la necesidad de averiguar qué hacer con toda esta información que recibí durante el proceso y cómo integrarla en mi vida. Y esto puede crear confusión y claridad, ser beneficioso y doloroso, energizante y agotador, todo a la vez.
En este ciclo siempre me digo a mí misma que lo que al principio se siente como una montaña rusa, ya ralentizará para luego detenerse y reinará la calma.
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6o ciclo: ciclo de espera y descanso
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Siempre pasan unos minutos hasta que una lavadora desactiva el mecanismo de bloqueo de la puerta y nos permita sacar la ropa. No hay nada que podamos hacer a menos que estemos dispuestos a usar una gran fuerza externa que invariablemente causará mucho daño. En este contexto, los minutos de inactividad son un buen momento para revisar lo que acabo de vivir, para entrar en observación y practicar la paciencia. A veces, sin embargo, y esta también es una opción muy válida de autocuidado, decido dejar de lado la autoobservación y busco una actividad que nutra mi alma y que así me distraiga de forma sana de todo lo que acabo de pasar. Un momento de tranquilidad interna antes de volver a interactuar con el exterior.
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Una vez finalizado el programa:
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Una vez que la puerta se abre y puedo para sacar la ropa (cuerpo y mente), es importante colgarla para que se seque y hacerlo al aire libre y al sol si es posible. El aire libre y la luz del sol podrían significar volver a conectarme con personas con las que no pude conectarme durante mi estancia involuntaria en la Lavadora Emocional, hablar de una manera tranquila y saludable con los involucrados en la situación que inició todo, si deseo hacerlo, o ponerme al día con cualquier cosa que no me veía capaz de cuidar. Durante ese tiempo es imprescindible para mí evitar cualquier disparador conocido hasta que la ropa esté completamente seca. Todo mi ser aún recuerda el viaje dentro de la Lavadora Emocional y no estoy lo suficientemente “seca” como para exponerme voluntariamente a situaciones desafiantes.
Cuando guardamos ropa ligeramente mojada empieza a oler muy mal. En este contexto, ese mal olor se podría traducir en un nivel elevado de reactividad, resentimiento e incluso comportamientos pasivos-agresivos.
Si todo esto resuena contigo, quiero enfatizar que NO eliges nunca conscientemente tener flashbacks emocionales. Puede pasar que te sientas culpable o avergonzado/a por ser metido/a en la Lavadora Emocional de vez en cuando y que "montes un gran drama" y al mismo tiempo no tienes la culpa. Los programas de tu Lavadora Emocional se basan en cómo te trataron en tu infancia, las dificultades que tuviste que enfrentar en la vida y los recursos que tenías para hacerlo. Además, una vez que el programa está en marcha, la única forma de detenerlo en seco es usar mecanismos de desconexión poco saludables como la disociación, la adicción o la negación. Aunque nos brinden un alivio momentáneo y son una forma eficaz de sobrevivir en algunos entornos y situaciones, lamentablemente no nos permiten sanarnos e incluso pueden ser destructivos y traer otro tipo de dolor a nuestras vidas.
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Lo que puedes elegir, una vez que hayas investigado y adquirido todo el conocimiento sobre tu propia Lavadora Emocional, es cómo actúas cuando se activa un programa, cómo interactúas con los demás mientras pasas por los ciclos y cuánta amabilidad puedes mostrarte durante esta experiencia increíblemente intensa. Aquí hay algunas preguntas que te pueden ser útiles:
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¿Con quién me siento seguro/a para interactuar mientras estoy metido/a en al Lavadora Emocional?
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¿Me gustaría poner algo de distancia entre mí y lo que sucedió, pausar y observar antes de reaccionar o hablar con alguien?
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¿Cómo me siento en cada ciclo?
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Si reacciono ahora, ¿me arrepentiré luego? ¿Puedo evitar reaccionar, p.ej. mostrarme agresivo/a contra los demás? ¿Puedo ser compasivo/a conmigo mismo/a si todavía no consigo hacerlo?
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¿Qué me dicen las voces interiores? ¿A quién pertenecen estas voces? ¿De qué momento de mi pasado hablan? ¿Estoy de acuerdo con lo que dicen?
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¿Qué está pasando dentro de mi cuerpo? ¿Qué necesito ahora mismo? ¿Puedo crearlo yo o pedir ayuda?
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¿He aprendido algo la última vez que me sirve ahora?
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¿Qué herramientas y soporte externo tengo disponibles en este momento?
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¿Cuánto dura cada programa (horas, días o incluso semanas) y de qué depende?
Algunas de las herramientas que me ayudan mucho son la terapia adecuada, la somática activa o cualquier tipo de trabajo corporal consciente, escribir, el movimiento físico, la naturaleza, EMDR, la coregulación con un ser humano solidario, practicar la asertividad, educarme y compartir ese conocimiento con cualquiera que esté interesado, y muchas, muchas más. Todos somos diferentes y también nuestro pasado lo es, por lo que hay una combinación de herramientas y tipos de terapia adecuados para MÍ y otros que adecuados para TI.
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Con mucha práctica, autoobservación y autocompasión, aprendemos a acortar el tiempo que duren los programas. Como en un programa de ordenador, el que está en nuestro cerebro puede ser reescrito. Casi diría que necesitamos estos momentos de Lavadora Emocional para mostrarnos qué parte de nuestra programación neuronal necesita atención y ser reescrita.
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Aunque esas experiencias pueden ser muy dolorosas, me permito verlas como la base sobre la cual podemos construir un futuro más saludable. Paso a paso, pasito a pasito.
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Sé amable contigo. Siempre.