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Nuestros colores favoritos

(5 min de lectura)

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“Hay una razón por la que no vemos el mundo en blanco y negro”.

Celerie Kemble

 

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Imagínate que cada ser vivo, animales y plantas incluidos, tuvieran un lugar especial en el espectro de la luz visible. Al igual que en Word, donde podemos cambiar el color del texto que estamos escribiendo en el ordenador, existen innumerables posibilidades.

 

¿Conoces tu propio color? ¿Sabes quién eres cuando estás solo y centras tu atención en tu interior, cuando no hay nada externo que te defina? Así como el color no se puede describir fácilmente con palabras, puede parecer imposible expresar con palabras quiénes somos realmente. Es un conocimiento adquirido al sentir y percibir, no transmitido a través de las palabras

 

¿Alguna vez has notado que te comportas de manera diferente según con las personas con las que estés, como si estuvieras jugando algún papel en lugar de "ser tú mismo"? Yo, por ejemplo, puedo ser habladora o callada, hacer bromas o ser bastante seria, ser intelectual o centrada en el corazón, sentirme libre o más bien enjaulada, usar un lenguaje más fuerte o bien considerado y educado, ser permisiva o estricta, abierta o cerrada, juguetona o seria. etc. Todos estos rasgos forman parte de mi color y si aparecen y si me gustan o no depende del momento y del/de los color/es que le hace/n compañía al mío.

 

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Cuando salimos al mundo e interactuamos con otros seres vivos, nuestros colores se fusionan con los de ellos en un cuadro abstracto. Si nos encontramos con un solo amigo, tendrá dos colores. Si nos reunimos con un grupo, será un cuadro multicolor.

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En cada cuadro que creamos con otras personas, nuestro color aparecerá de forma diferente. A veces se desvanecerá en el fondo, porque el otro color será muy fuerte y brillante, o bien dominará el cuadro, consiguiendo que los otros colores apenas se perciban. Otras veces habrá un hermoso equilibrio y armonía presentes en la creación. A veces los colores se pintarán uno al lado del otro, otras veces se entrelazarán en una danza colorida. De vez en cuando habrá un gran contraste entre los colores, sin embargo, otras veces serán de un tono muy similar y será difícil diferenciarlos.

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La pregunta que debemos hacernos cada vez que creamos una pintura de este tipo con alguien no es si los colores combinan bien entre sí desde un punto de vista estilístico, estético o de la psicología de los colores, sino si nos gusta el cuadro y si tendrá un efecto positivo en nuestra galería de arte interior. Es una cuestión muy personal. No se trata necesariamente de que nos guste el color de la otra persona, sino de cómo nos sentimos acerca de la pintura que creamos con ella. Puedo querer o incluso amar a alguien, pero aun así decidir que tener una relación de cualquier tipo con esa persona no es bueno para mí.

 

En el fondo, nuestro propio color siempre será el mismo, incluso si se ve o se siente diferente según se exprese hacia el exterior y según con quién estás creando una obra de arte. Igualmente es bastante normal que en algún momento de nuestras vidas nuestros colores se ensucien un poco. Creencias limitantes, hábitos poco saludables, experiencias desagradables o traumas pueden amortiguar su luz y hacer que brille un poquito o casi nada. Debajo de todo, sin embargo, el color real siempre está ahí.

 

Por lo tanto, no es sorprendente que cuando crecemos como persona y comenzamos a trabajar en nosotros mismos, los cuadros de nuestra galería de arte interior cambian. De repente ya no nos gusta una determinada combinación de colores o nos damos cuenta de que nuestro color empieza a brillar más que otro y sentimos que el cuadro frena nuestro desarrollo, porque queremos brillar aún más. O tal vez la expresión del color de la otra persona ha cambiado de una manera con la que ya no nos sentimos cómodos.

 

Otros cuadros pueden ser ya bastante agradables y volverse aún más agradables, u otros que ya son muy bonitos se pueden convertir en una obra maestra cuando uno o varios de los colores aumentan su brillo. Todo es posible en el mundo de los cuadros de relaciones.

 

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Es notable la cantidad de veces en las que, y normalmente antes de que empecemos a trabajar en nosotros mismos, tendemos a pintar cuadros con otros colores porque nos resultan familiares, incluso aunque no combinen tan bien. Sólo por el hecho de que estos colores nos hayan estado rodeando en la infancia y siempre han sido partes de nuestras vidas.

 

En el momento en que comenzamos a limpiar y pulir nuestro propio color, de repente vemos esta parte de la infancia de nuestra galería de arte bajo una luz completamente nueva. Tal vez podamos aceptarla como parte de nuestro pasado, tal vez podamos innovar los cuadros con los demás involucrados y crear nuevas obras maestras o bien podemos descolgarlos de las paredes por completo y los guardarlos en el almacén de la memoria. Es un asunto muy personal y cualquier decisión que se tome es válida.

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Se supone que la galería de arte interior debe danos alegría y energía cuando visitamos las diferentes salas y miramos todos los cuadros que hay allí. Si algún cuadro no encaja o nos da una sensación extraña, es aconsejable escuchar ese sentimiento y tomar las medidas necesarias para mejorarlo o quitarlo. Creo que es importante decir que es imprescindible una larga y profunda contemplación a cualquier cuadro que consideremos necesario eliminar solo para asegurarnos de que no descartemos ningún buen cuadro sólo porque temporalmente nos sentimos incómodos al mirarlo.

 

También debemos revisar minuciosamente cualquier cuadro nuevo que estamos creando. A veces atraemos a personas a nuestras vidas que se sienten hipnotizadas por nuestro color. Les da algo que les falta o hay otra razón por la que lo adoran. Sin embargo, el hecho de que alguien ame nuestro color o lo que pintamos juntos no significa que también tengamos que amarlo nosotros. O traducido a la vida real: sólo porque alguien nos ama, no significa que nosotros también tengamos que amarle o sentirnos amados. El hecho de que alguien quiera estar en nuestra vida no significa que tengamos que dejarlo entrar.

 

Esto es especialmente importante para las personas muy sensibles o intuitivas. Tendemos a tener un color especial que combina bien en cualquier cuadro y somos muy buenos en crear composiciones que otros aprecian y necesitan en sus galerías de arte interior. Pero siempre es un proyecto conjunto y todos los artistas deben beneficiarse del resultado final.

 

 

¿Cómo es la galería de arte interior?

 

¿Disfrutas paseando por ella y mirando los cuadros?

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¿Hay cuadros que siempre han estado ahí? ¿Cómo te sientes acerca de ellos?

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¿Cuál es tu color preferido?

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¿Qué colores te inspiran y cuáles te hacen sentir como en casa y seguro? ¿Los que son similares al tuyo o los que representan un fuerte contraste?

 

 

Que disfrutes del proceso creativo de pintar cuadros de relaciones.

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Que te sientas en paz cuando pases tiempo en tu galería de arte interior.

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Que tu propio color esté libre de suciedad y brille lo máximo posible.

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