Sobre luz y oscuridad y lo que hay en medio
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Imagina un mundo en el que tu estado mental está representado por la luz o la oscuridad que te rodea y la forma en que percibes este mundo se define por lo que puedes y lo que no puedes ver. Cuanta más luz te rodea, más brillante y colorido ves y percibes el mundo. Las cosas parecen fáciles (o al menos más fáciles) y más agradables. Pero si la luz se va, todo comienza a verse opaco y gris. O incluso completamente negro, dependiendo de la profundidad de la oscuridad.
Pero hay más que solo esos dos escenarios opuestos. Las transiciones entre ellos son igualmente importantes y no me habÃa fijado nunca en ellas hasta que el otro dÃa salà de uno de mis momentos oscuros. Desde que aprendà a observar mi mente desde afuera, estoy bastante sorprendida e incluso impresionada por lo que veo. Y me gustarÃa compartirlo contigo en caso de que tú también hayas estado allà o conozcas a alguien que lo haya vivido. Observar tus pensamientos y saber lo que realmente está sucediendo es un gran primer paso en la dirección correcta. Asà que echemos un vistazo a la luz y la oscuridad y a lo que hay en el medio.
La vida no siempre es un sol radiante. Creo que todos somos conscientes de ello. Cómo lo experimentamos cada uno, es un asunto muy personal, pero en general todos pasamos por fases. Quizás podrÃamos compararlos con el dÃa y la noche. Durante el dÃa, el sol brilla sobre ti y tu mundo y la luz te da energÃa y mejora tu estado de ánimo. Puedes ver claramente lo que hay a tu alrededor y es hermoso y agradable. Luego la luz se va y el dÃa da paso a la noche.
Poco a poco tienes que encender luces adicionales para seguir viendo dónde estás y continuar con lo que has estado haciendo. Si eres un lector ferviente, probablemente hayas experimentado la situación de estar sentado totalmente absorto en una historia y sin realmente darte cuenta de que ha llegado el anochecer hasta que apenas puedes distinguir las palabras en el papel. Enciendes la vela o la luz de lectura y continúas. Y por la mañana, cuando vuelve a salir el sol, las guardas para la próxima vez que vengan tiempos más oscuros. Manejas esos altibajos, son parte de la vida y estás acostumbrado a ellos.
Sin embargo, si estás sufriendo una fase depresiva, tienes cambios de humor por el sÃndrome premenstrual o acabas de experimentar un evento traumático, esa transición a la oscuridad puede ser muy diferente. Menos suave, menos manejable, más rápida y perturbadora.
Puedes imaginarlo más como entrar en un piso oscuro después de haber estado bajo el sol más brillante. Cuando la puerta se cierra detrás de ti, de repente te encuentras atrapado en un lugar realmente oscuro y no tienes idea de dónde está la salida. El contraste es tan inmenso que tus ojos necesitan algo de tiempo para adaptarse. Es una experiencia bastante impactante. Abres los ojos lo máximo que puedas y parpadeas, pero no puedes ver nada. Te has quedado sin referencias, sin contornos, sin formas.
La única forma de conocer el espacio es utilizar las manos. Las cosas son vagas y no muy bien definidas y mientras te mueves constantemente golpeas tus espinillas, rodillas y brazos contra todo lo que se interpone en tu camino. Si tienes suerte y las paredes tienen algunas grietas, tus ojos se irán acostumbrando poco a poco a la oscuridad y verás algunas formas, pero todo el color y brillo del exterior se habrá ido. No entraste a este lugar voluntariamente y no tienes ni idea de cuánto tiempo te tomará volver a salir al sol.
Al principio recordarás el calor del sol en tu piel y verás imágenes de intensa belleza en tu visión interior. Intentarás aferrarte a ellos, pero también te duele el alma porque anhelas estar ahà y vivirlo de nuevo. Pero donde estás, todo está oscuro. Si hubieras tenido suficiente tiempo para prepararte, si hubieras traÃdo velas u otro tipo de luz, podrÃas encontrar el camino hacia la puerta. Pero no has tenido esa suerte esta vez.
Sin embargo, después de un tiempo, estarás menos desorientado y tal vez puedas comenzar a explorar los alrededores. Incluso si no es la primera vez que algo te arroja a la oscuridad, será un desafÃo porque los lugares oscuros no siempre son los mismos y tendrás que descubrirlo. Es una tarea bastante tediosa. De dÃa o de noche, todo es igual para ti. No hay sol para elevar sus niveles de energÃa desde el exterior. De alguna manera tienes que encontrar la energÃa desde dentro.
Cuando todo está oscuro, es un gran esfuerzo no sucumbir a la tentación de simplemente sentarse en un lugar cómodo, cerrar los ojos y esperar a que todo eso termine por si solo. No hay distracción desde el exterior y tu interior es todo lo que ves y oyes. Habrá momentos en los que solo desearás que termine; ya sea gracias a que la oscuridad eterna que te envuelve y te haga desaparecer para siempre o por encontrar un interruptor de la luz. Solo deseas una solución fácil para que todo vuelva a ser bonito y brillante. Cuanto más tiempo permanezcas en este lugar, más difÃcil será recordar cómo era no estar en la oscuridad. Recuerdas vagamente este sentimiento de ligereza y alegrÃa, pero ya es un recuerdo lejano.
En estos lugares oscuros, suele haber un panel de comunicación en una de las salas con el que podrÃas contactar con personas del exterior, pero dudas en utilizarlo. ¿Podrán ayudar? ¿Sabrán dónde estás? ¿Intentarán entender y escuchar atentamente tu descripción del lugar? ¿O se preguntarán qué pasa porque ellos no pueden ver la oscuridad y simplemente te dirán que abras la puerta y te unas a ellos afuera? (Ver la puerta desde el exterior es fácil, pero no puedes encontrarla desde el interior). ¿Serás capaz de lidiar con verlos a todos felices afuera bajo el sol o prefieres no hacerlo, porque te hará sentir mucha envidia y te dolerá aún más? ¿Y cómo te sentirás al pedir ayuda? Tal vez te sientas avergonzado por no poder afrontarlo tú mismo y ser más fuerte. DeberÃas poder encontrar la puerta, ¿verdad?
Lo más probable es que desees comunicarte con aquellos que conocen los lugares oscuros; los que han estado allà también. No habrá sido el mismo lugar, pero conocen las luchas. Idealmente será alguien que sepa mantener baja la luz en su lado de la pantalla del panel para evitar que te duelan los ojos con la luz que lo rodea. Es un gran alivio comunicarse con estos "amigos de la oscuridad".
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Incluso podrÃa ayudarte a sentirte lo suficientemente tranquilo como para mirar a tu alrededor con más cuidado y, de repente, con la ayuda del brillo suave de tus amigos, verás una caja en una mesa en la esquina más alejada de la habitación que no habÃas notado antes. Y dentro de esa caja hay una vela y unos fósforos o una pequeña antorcha. Cualquier cosa luminosa que tu imaginación ponga allÃ. Con esta pequeña luz puedes empezar a explorar el lugar más a fondo. Y es posible que encuentres más velas en otros lugares y las enciendas todas. Después de un rato, por fin encontrarás la puerta, la abrirás de par en par y saldrás.
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Sentirás un poco de alegrÃa. Esto es lo que deseabas. Pero también lo temes. De hecho, es hermoso sentir la luz del sol calentar tu piel una vez más, pero no puedes abrir los ojos. Hay tanta luz que te duelen los ojos y no puedes ver nada. Te sientes un poco avergonzado. ¿No fue este el momento que deseabas? ¿Y ahora te sientes incómodo porque deseas estar de vuelta en la oscuridad donde tus ojos no duelen tanto?
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Como tardaste en acostumbrarte a la oscuridad, tardarás en volver a sentirte cómodo bajo el sol. Cuanto más brillante sea el dÃa, más difÃcil será. Tal vez te pongas gafas de sol para disminuir el efecto o uses un sombrero o te quedes en la sombra de un árbol hasta que te sientas listo para volver a salir a la luz del sol. Y esperarás que no te encuentres con demasiada gente que diga: "¡Ah, estás aquÃ, se te ve genial! Estoy seguro de que no estuvo tan mal ". O algo por el estilo...
Porque te acuerdas. Recuerdas el sufrimiento y cómo realmente trataste de ver el color de las cosas, pero fallaste y te echaste la culpa por no ser lo suficientemente fuerte y capaz. Y te sientes avergonzado, porque parece que muchos otros no parecen conocer esos lugares oscuros, o al menos pretenden no conocerlos.
También te das cuenta de que has estado tan consumido por la búsqueda de la salida que te olvidaste por completo conectarte y cuidar de otras personas de las que sabes que también podrÃan haber estado en lugares similares al mismo tiempo. Te hace sentir egoÃsta y mal amigo.
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Al aire libre parece tan extraño no ver toda esa belleza que te rodea. ¿Cómo es posible? Pero sabes que podrÃa volver a suceder cualquier dÃa. Si tan solo pudieras prepararte para ello o tener algo o alguien a tu lado que te agarra y que te mantiene fuera antes de que la puerta se cierre de nuevo.
La buena noticia es que, paso a paso, aprenderás a observar y tal vez tengas pequeños recordatorios cerca de ti que serán arrastrados a la oscuridad contigo. Recordatorios de a quién llamar, de lo que te ayudó la última vez y del hecho de que está bien. Está bien estar donde estás. No estoy diciendo que esté bien en el sentido de agradable, sino en el sentido de aceptable y permitido. En cualquier momento estás haciendo lo mejor que puedas y nadie, ni siquiera tú mismo, puede pedir o esperar más de ti.
Todo está bien, tú estás bien, tú no eres la oscuridad.
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