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Sobre comida para el cerebro y mantas para el alma

 (5 min de lectura)

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“La gente no quiere que se le diga por qué no debería sentir lo que está sintiendo. La gente quiere ser escuchada, vista, sentida y entendida”.

Rachel Samson

 

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Nuestro cerebro se divide en dos partes: el cerebro izquierdo y el derecho, el cerebro lógico y el creativo, el cerebro racional y el emocional, etc. Dependiendo de la situación, un hemisferio está más estimulado que el otro. También considero que dependiendo de cómo nos educan en la infancia, usamos un lado más que el otro. Además de eso, podemos dividir a los seres humanos en los que utilizan más el pensamiento racional y y los que utilizan más el pensamiento emocional. El primero de ellos correspondería a aquellos cuya forma natural de lidiar con la vida es usar la parte racional del cerebro más que el cerebro emocional, por ejemplo, cuando se trata de tomar decisiones, explicar sus experiencias y lidiar con situaciones cotidianas. El segundo grupo utiliza prioritariamente el cerebro emocional y basa sus decisiones y la forma de lidiar con la vida en cómo se sienten acerca de algo en lugar de lo que sería lógico o racional. Todos pensamos y sentimos, pero necesitamos encontrar nuestro equilibrio muy personal entre las dos maneras de procesar información y usarlas de una forma que sea auténtica y saludable.

 

Lo que encuentro realmente importante es ser consciente de esta dualidad. La conciencia nos da el poder de elegir cuándo usar qué parte del cerebro. Hay situaciones en las que podemos decidir actuar desde el cerebro racional o desde el cerebro emocional o en las que podemos estimular uno u otro en los demás. Ven conmigo a un viaje al mundo de la comida para el cerebro y las mantas para el alma.

 

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Comida para el cerebro

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Imagínate nuestros cerebros racionales como pequeños sistemas digestivos de información. Todo lo que entra se procesa y lo que sirve se guarda y lo que no se elimina. Al igual que el sistema digestivo real de nuestro cuerpo, requiere ciertos parámetros para funcionar bien. Todo depende del timing y de la calidad y cantidad del alimento que entra en el sistema. ¿Pero qué significa “comida para el cerebro”?

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Comida para el cerebro es toda estimulación intelectual, desde la resolución de problemas hasta el análisis, así como discusión de hechos y el intercambio de opiniones. Cualquier cosa que active el lado izquierdo del cerebro y que tenga que ver con la lógica y el pensamiento racional, o tal vez incluso cualquier cosa que tenga que ver con el pensamiento activo en general.

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Ejemplos de comida para el cerebro serían ver un TED talk, leer mis cuentos y reflexionar sobre tu vida, discutir sobre política o ciencia, sopesar los pros y los contras con alguien antes de tomar una decisión, y muchos más ...

 

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Mantas para el alma

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Imagínate estar envuelto en una manta suave y cálida en un día en que no te sientes bien. ¿Sólo imaginarlo no te hace sentir mejor de inmediato y tal vez incluso sonreír un poco? A mí definitivamente sí. Adoro mis mantitas, especialmente cuando hace frío afuera.

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Ahora imagina una conversación en la que te sientes lo suficientemente seguro como para expresar exactamente cómo te sientes acerca de una situación, un recuerdo o una persona. Una conversación en la que el otro te está reflejando y te sientes visto, escuchado, aceptado y tal vez incluso entendido. Cuando reflejamos a alguien, no significa que nos dejamos inundar por las mismas emociones que la otra persona está sintiendo en ese momento. Significa que escuchamos y miramos lo que está allí y reconocemos los sentimientos y las emociones del otro y le hacemos preguntas si algo no está claro o si nos falta contexto para entender mejor. Como un buen espejo que nos muestra nuestro estado físico, el acto de reflejar nos muestra que lo que sentimos y lo que nos está afligiendo está siendo visto y reconocido. Esto es lo que yo llamo una conversación de manta para el alma.

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Al ofrecer un espacio para el otro y crear ese reflejo, lo estamos envolviendo en una cálida manta de alma, ayudándolo a sentirse seguro y, lo más importante, aceptado tal como está en ese mismo momento. En una conversación de manta para el alma, no hay lugar para el desafío intelectual, para encontrar soluciones, para intentar arreglar la situación o para opiniones personales. Solamente hay bondad amorosa y pura y un espacio para lo que sea que esté allí. ¿No suena eso como algo que te gustaría cuando sientes cualquier emoción fuerte?

 

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Si no estás seguro de qué decir para crear una manta para el alma para los demás, aquí algunas sugerencias:

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Te escucho.

Te siento.

Te entiendo.

Entiendo tu [cualquier emoción].

Es normal sentir [emoción] en esta situación.

Estoy escuchando.

Tu historia está a salvo conmigo.

[nada ... el silencio también puede ser muy sanador]

 

 

Comida para el cerebro o manta para el alma, esa es la cuestión:

 

Imagina que necesitas una manta para el alma urgentemente, pero en su lugar te ofrecen comida para el cerebro. El pequeño sistema digestivo de tu cerebro racional ya está alterado y no funciona tan bien, debido a todas las emociones que lo inundan, y ahora se le pide que además procese la comida que te ofrecen. No es lo ideal.

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Tu cerebro tiene tres opciones para lidiar con la comida adicional:

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1.   Puede escupirla en forma de reacciones fuertes como la ira o la frustración, o en forma de rechazo sin siquiera procesar y tener en cuenta lo que te dicen.

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2.  Puede soltarlo al cuerpo por el otro lado en forma de ansiedad, inquietud, irritabilidad o cualquier otra reacción de estrés físico o emocional.

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3.   Puede mantenerlo adentro y suprimir cualquier reacción y lidiar con ello más tarde, cuando las emociones hayan disminuido y cuando haya más tranquilidad. Eso, sin embargo, produce estreñimientos que pueden ser muy dolorosos.

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Lo más saludable es comunicar de antemano si necesitamos una manta para el alma o si realmente nos iría bien recibir comida para el cerebro. Sólo así evitaremos cualquiera de las reacciones mencionadas antes. Consulta con la persona que está compartiendo su historia antes de ofrecerle comida para el cerebro, incluso si crees que podría ser de valor para el otro. A nadie le gusta que le obliguen a comer cuando su estómago ya está lleno o dolorido.

 

Para proporcionar mantas para el alma, debemos estar dispuestos a crear un espacio en que se acepte cualquier tipo de emoción. Entiendo que puede ser difícil, porque significa ser vulnerable a nuestras propias historias y emociones que quizás no queramos ver o tocar. A menudo, reaccionamos con lógica e intentamos racionalizar los sentimientos para no enfrentarnos al caos desordenado que pueden representar las emociones. Además, creo y observo en nuestra sociedad que la comida para el cerebro todavía disfruta de una mejor reputación que las mantas para el alma.

 

Imagínate un mundo en el que cualquiera sea capaz de proporcionar mantas para el alma y todos pudiéramos disfrutar de una manta para el alma cálida y suave siempre que lo necesitáramos. Sería un lugar más feliz y saludable.

 

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Siente la magia de las conversaciones largas y profundas que cubren el alma.

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Disfruta del delicioso sabor de las conversaciones de comida para el cerebro que te llenan de energía.

 

Ambas son increíbles en el momento adecuado.

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